dissabte, 24 de maig del 2014
A un dia de les Eleccions Europees
SAN BENITO Y LAS ELECCIONES
EUROPEAS
MARI PAZ LÓPEZ SANTOS, pazsantos@pazsantos.com
MADRID.
ECLESALIA,
22/05/14.- Algún lector o lectora se habrá retirado nada más leer
el título. No le guardo rencor. San Benito, más allá del “Ora et labora”, es desconocido en un
ámbito que no sea monástico o muy especializado; y de las elecciones europeas ya
vamos más que sobrados desde que empezó la campaña electoral.
La desgana política nos invade y sin
embargo no debemos renegar de la política; el ser humano es un ser político –ya
lo decían los antiguos- y como tal no puede inhibirse de algo que repercute
tanto en la vida diaria. Pero estamos tan hartos, tan decepcionados y esperamos
tan poco de la clase política estabilizada y anquilosada, sea del país que sea,
y de la ideología del color que se pinte, que la primera intención es huir
cuando se plantean temas relacionados con la política.
San Benito allá en el siglo V,
escribió una Regla para los monjes. Desde entonces, a lo largo de tantos siglos,
miles de comunidades monásticas han vivido desgranado la sabiduría que San
Benito les dejó por escrito: unas veces para seguirla al pie de la letra, otras
para desviarse y deslizarse por caminos que les alejaban de su espíritu; y
siempre de vuelta, rectificando y volviendo a las fuentes.
La Regla de San Benito, según mi
humilde criterio, es un Tratado sobre el
Sentido Común, que en todas las épocas es el menos común de los sentidos, y
la sabiduría que destila no es sólo para monjes y monjas, sino para seres
humanos organizados en comunidades, grupos, sociedades, países,
familias…
Estamos en ambiente de elecciones,
esta vez al Parlamento Europeo, y casualmente, hace unos pocos días, leí lo que
dice San Benito sobre la elección del cillerero (RB 31), oficio o servicio
monástico de gran importancia: es el encargado de administrar los bienes
materiales del monasterio.
Así describe San Benito las
actitudes y aptitudes del electo cillerero: “Se elegirá de entre la comunidad uno que sea sensato, de buenas
costumbres, sobrio, de no mucho comer, ni altivo, ni perturbador, ni injusto, ni
torpe, ni derrochador, sino temeroso de Dios, que sea como un padre para toda la
comunidad. Estará al cuidado de todo. No hará nada sin orden del abad. Cumplirá
lo mandado. No contristará a los hermanos; si por ventura algún hermano le pide
una cosa poco razonable, no le contriste despreciándole, sino que dándole razón
de ello con humildad, la niegue a quien se la pide
indebidamente.”
¿Es o no de sentido común elegir a alguien con estas cualidades y
rectitud de mente y corazón para llevar a buen fin la vida de la comunidad y de
los que se acercan a su casa, como son los pobres, los huéspedes, etc.? Y
también es de sentido común no dejar que se le olvide una vez elegido para esa
misión, por eso está bajo una autoridad.
¡Así querríamos que fueran los
candidatos a representarnos en las elecciones europeas!, fue mi primer
pensamiento después de leer lo del cillerero y tras abrir los sobres de dos
partidos de diferente color (aunque del todo desteñidos) que me invitan a darle
mi voto en las elecciones al Parlamento Europeo.
Querríamos políticos que mostraran
austeridad en su vida y capacidad de lucha contra las injusticias, incluidas las
de sus propios partidos; que las luchas por el poder se transformaran en lucha
por conseguir mejoras para todos. Que no se dejaran atar de pies y manos por el
poder económico-financiero que les convierte en guiñoles. Que entiendan que no
habrá verdadera democracia mientras la corrupción y los paraísos fiscales sigan
siendo células cancerígenas en el cuerpo de Europa. Que cada sillón en el
Parlamento sea una plataforma de reivindicación por una Europa más justa donde
quepamos todos y sepamos acoger y compartir con otros.
Por si alguien no lo sabe, San
Benito es Patrón de Europa.
Y para finalizar, estas palabras en
clave de oración, que no son mías, sino de uno que tiene un alto sentido común y
mucho amor:
“Pido a Dios que crezca el número de
políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a
sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo!...
¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela la sociedad, el
pueblo, la vida de los pobres!
Gracias, Papa Francisco, se nota que
te bajaste de la limusina y caminas con tus zapatos de siempre.
Els deu manaments en temps de crisi
LOS DIEZ MANDAMIENTOS algo actualizados pero
plenos de sentido,
para los que decimos que creemos en Dios
1.- Amarás a Dios sobre todas las cosas, no
harás un dios del dinero, ni del poder, ni del prestigio, ni de alcanzar
posición social. Amarás a Dios y, por tanto, a la humanidad y todo lo que hagas
será para mejorar la humanidad. No ofrecerás sacrificios a ningún dios falso
creado por ti tales como el dinero, el poder, el prestigio, la fama. No
sacrificarás a la humanidad para pagar una deuda ilegítima adorando al dios
dinero.
2.- No tomarás el nombre de Dios en vano, diciendo
que gobiernas como Dios manda cuando no llevas el amor ni a Dios dentro de tu
corazón y no haces lo que Dios quiere, que es cuidar de la humanidad. No
tomarás el nombre de Dios en vano, yendo a misa, rezando y comulgando mientras
todas tus obras son abominables a los ojos de Dios, mientras todas tus obras se
encaminan a dañar a la humanidad, el pueblo de Dios.
3.- Descansarás y permitirás descansar del
trabajo los días justos que correspondan a una vida digna. No obligarás al
trabajador a trabajar sin descanso y sin medida. No obligarás a la gente a
tener dos y tres trabajos para poder sobrevivir, no obligarás a la gente a
llegar a la extenuación para tener siquiera qué comer. No explotarás al obrero
y le pagarás su salario justo para que pueda disfrutar de su ocio y de su vida
dignamente y esto le conduzca a la felicidad.
4.- Honrarás a tu padre y a tu madre no
robándoles sus pensiones y no robándoles con preferentes. Los honrarás
asegurándoles una vida digna en su vejez. Los honrarás no engañándoles,
haciéndoles trabajar toda su vida para luego robarles su jubilación. Los
honrarás ayudándolos, no dañándolos tal como haces ahora.
5.- No matarás. No matarás condenando a
la gente a la miseria, a la precariedad, a la desesperación, al suicidio. No
matarás suprimiendo los servicios públicos de salud y educación. No matarás a
la sociedad condenándola al paro endémico y estructural. No matarás poniendo
cuchillas en las vallas de las fronteras. No matarás las ilusiones, las fuerzas
y las ganas de los jóvenes presentándoles un panorama artificial de
desesperación y llamada a la inacción. No matarás la esperanza mintiendo sobre
esta crisis Sísifo que has creado para nunca acabar.
6.- No cometerás adulterio, adulterando la
verdad, manipulándola, engañando a la gente para obtener tu beneficio. No
cometerás adulterio adulterando la realidad creando una crisis mentirosa que es
una estafa en la que estás robando todo al pueblo de Dios, que es toda la
humanidad. No cometerás adulterio manipulando a los medios de comunicación para
que se conviertan en tus voceros y cerrándolos cuando ya no te hagan falta.
7.- No robarás. No robarás. No robarás. No
robarás al pobre para dárselo al rico, porque la única manera de que haya ricos
es empobrecer a la humanidad, es crear pobreza donde no la había, la única
manera de que haya ricos es robar al pueblo de Dios, toda la humanidad. La
única manera de que haya ricos es crear pobres. No robarás. ¿Está claro? Es que
no sé cómo decirlo más claro.
8.- No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
No mentirás en los juicios. No dejarás impune al culpable mientras castigas al
inocente. No dirás que no sabías que te alquilabas el piso a ti misma. No dirás
que no recibías sobres cuando los recibías. No dirás que eres inocente cuando sabes
que eres culpable. No dirás que no has despilfarrado dinero público cuando lo
has hecho a manos llenas. No dirás que no has defraudado y engañado para
enriquecerte a costa del pueblo de Dios, toda la humanidad, cuando sabes que lo
has hecho. No dirás que cualquiera lo haría en tu lugar para justificarte,
porque no lo ha hecho cualquiera: lo has hecho tú.
9.- No consentirás que te dominen pensamientos
impuros tales como la avaricia, el egoísmo, el ansia de poder, el ansia de
prestigio social, el ansia de posesiones materiales, el ansia de dinero, porque
si consientes que te dominen estos pensamientos impuros, tu vida será esclava
de ellos y todo lo que hagas será para conseguir saciarlos, dañando al pueblo
de Dios, a toda la humanidad.
10.- No codiciarás la casa de tu prójimo, ni le
tendrás envidia. No codiciarás cosa alguna de tu prójimo ni sentirás
envidia de ellas. No codiciarás los impuestos del pueblo, no codiciarás la
salud del pueblo, no codiciarás la educación del pueblo, no codiciarás la sumisión
del pueblo, no codiciarás el sufrimiento del pueblo, no codiciarás la vida del
pueblo, no codiciarás el alma del pueblo, del pueblo de Dios que es toda la
humanidad.
Los diez mandamientos. Adolfo Ranero. Publicado en ALANDAR
nº 305
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