Conversaciones en el Foro GOGOA: Carlos Sánchez Mato, economista
“Los ahorros de la sociedad no deben estar en manos privadas: es precisa una banca pública”
Javier Pagola
Lunes 2 de diciembre de 2013
Publicado en alandar nº303
Publicado en alandar nº303
Carlos Sánchez Mato se autodefine como economista heterodoxo. Forma parte de ATTAC (Asociación para la Tributación de las Transacciones Financieras) y de las Plataformas por la Banca Pública y por la Auditoria Ciudadana de la Deuda.
¿Por qué defiende usted una banca pública?
Bastantes economistas heterodoxos, al pensar en el sistema
financiero, opinamos que los ahorros de la sociedad no deben estar en
manos privadas ni ser gestionados por ellas. Porque la banca privada
sólo busca la mayor rentabilidad a corto plazo y eso provoca el desastre
social. La sociedad no se da cuenta de ello hasta que se producen
estallidos como el que estamos viviendo.
¿Qué pasaba en nuestro país cuando la quiebra de Leman Brothers?
En España el anterior presidente del Gobierno, al regreso de un viaje
a los Estados Unidos, dijo, textualmente, que “España tenía el sistema
financiero más solvente y más potente del mundo” y presumió de un
riguroso sistema de vigilancia de las prácticas financieras. Sin
embargo, en nuestro país, a partir de la entrada en el euro, hubo un
crecimiento desaforado del crédito. Una sucesión de burbujas -y no sólo
la inmobiliaria- que han producido un desmedido encarecimiento de los
activos: viviendas, acciones, valores de empresas cotizados o no en
bolsa. Como había crédito fácil, se pagaron altísimos precios por esos
bienes.
¿Qué han supuesto los rescates bancarios?
El ex presidente del gobierno no debía creerse mucho lo que dijo.
Casi al mismo tiempo en que regresaba de su viaje, se aprobaron, en
nuestro país y en la Unión Europea, una serie de medidas que supusieron
el inicio del rescate más considerable que se ha producido nunca en la
economía mundial. En el caso español ha supuesto un uso descomunal de
dinero público para salvar de la quiebra a las entidades bancarias, que
no han perdido nada de sus posesiones ni de su poder. Ha supuesto un
descomunal trasvase de la deuda privada hacia el Estado. Y las más
beneficiadas han resultado ser las élites que siguen dominando los
consejos de administración de bancos y cajas de ahorro y han logrado que
todo siga igual.
¿Cómo se ha presentado ese rescate?
Ocultando sus razones -su verdadero carácter- y maquillando sus
prácticas. Usando los medios de comunicación y repitiéndolo como un
mantra, nos han hecho interiorizar que el problema era sólo de la cajas
de ahorro y no de la banca privada y nos han hecho ver que estábamos
ante problemas de liquidez y no de solvencia de las entidades
financieras. También nos dijeron que ese dinero público se iba a
recuperar. Y que, como todos hemos contribuido al desastre, tenemos que
pagarlo entre todos también. Son cuatro grandes falsedades.
¿Cuál es su versión?
Puedo asegurar que las ayudas prestadas al sistema bancario español
han sido proporcionadas en un 50% a las cajas y la otra mitad a los
bancos. El sistema bancario español, como el europeo y mundial, sigue
estando en quiebra, es insolvente, no dispone de bienes suficientes para
hacer frente a las deudas que tiene. Su realidad patrimonial y sus
balances están trucados, según viene denunciando ATTAC continuadamente;
además, tienen como rehén los depósitos de la gente y los accionistas
exponen poco dinero. El dinero de todos puesto en el sistema bancario
debe convertirse en acciones de propiedad pública.
¿Están seguros los depósitos de los ahorradores y ahorradoras?
Las entidades financieras privadas saben que los estados, es decir,
el conjunto de la población, siempre han estado dispuestos a salvar sus
comportamientos nocivos. Tras conocerse la quiebra de Lehman Brothers,
la primera medida que se tomó, para toda la Unión Europea, fue elevar
la garantía de los depósitos, desde veinte mil a cien mil euros por
titular. Ese es el seguro que permite a la gente dormir tranquila cuando
deja su dinero en un banco. ¿Quién lo protege? El Fondo de Garantía de
Depósitos, que en España no sólo no tiene dinero, sino que está en
situación de quiebra técnica porque, en este momento, según las cuentas
oficiales, tiene un patrimonio negativo de menos tres mil millones de
euros. Con esa cuantía negativa está asegurando todos los depósitos de
hasta cien mil euros que hay en el Estado español y que en la actualidad
suman 795 mil millones de euros. Pero la gente no retira sus fondos.
Confía en que el Estado protegerá sus ahorros y por eso ese aval es
ayuda pública.
Si el consejo de ministros de la Unión Europea decreta que España ha llegado al fin de la situación de rescate, ¿eso es así?
No. En absoluto. Las instituciones financieras (a pesar de toda la
ayuda que han recibido: 1’42 billones de euros, de los que sólo 41.300
millones provienen del rescate europeo del Mecanismo Europeo de
Estabilidad) tienen ahora una deuda de 1’23 billones de euros. No sólo
no han reducido, sino que han incrementado su deuda durante la crisis,
mientras las familias y las administraciones públicas la han reducido.
No se han adoptado las medidas que, de verdad, solucionan el problema.
¿De qué modo se han proporcionado esas ayudas?
De manera muy sibilina. No es agradable para ningún gobierno contar
que se producen recortes sociales mientras se aporta tan gran cantidad
de dinero público a entidades privadas, pues tanto los bancos como las
cajas lo son. Y, así, se han usado diversos instrumentos y fórmulas, que
constituyen –todos- ayudas públicas. Pero las ayudas han sido de
diferente tipo. Unas en forma de inyecciones de capital a fondo perdido
(como sucedió, por ejemplo, en Bankia) y esas son las únicas que el
gobierno -y sus terminales mediáticas- consideran ayudas; y dicen que,
como son para solucionar un quebranto económico, no se van a recuperar.
Pero también ha habido esquemas de protección de activos, que vienen a
ser seguros contra pérdidas (así ha comprado La Caixa a Banco de
Valencia, con una ayuda de 10.000 millones de euros -el equivalente a la
tercera parte de lo que cuesta pagar las ayudas de desempleo- y, sin
embargo, La Caixa presume de que eso no son ayudas públicas).
Igualmente, el Banco Central Europeo viene prestando dinero público,
para que tengan liquidez, a entidades bancarias españolas que, en
diciembre del año pasado le debían 357 millones de euros; ¿por qué no
ofrece ese banco de titularidad pública prestamos, a su actual tipo de
interés del 0’25%, a ciudadanos y empresas europeas que los necesitan?
Hemos avalado las ingentes emisiones de deuda de las entidades y creado
un banco “malo” para “reciclar” sus activos tóxicos. Todo eso forma
parte del rescate.
¿Qué es lo esencial en su idea de banca pública?
Tiene que ver con un nuevo modelo de planificación, debe ser una
herramienta al servicio de otro modelo de desarrollo diferente, porque
el sistema capitalista no es capaz de producir un crecimiento sano. Y
también es precisa una gestión participativa de parte de los
ahorradores.
¿Cómo se puede reclamar y conseguir una banca pública en manos y al servicio de la ciudadanía?
Sólo puede llevarse adelante con mayorías sociales potentes que han
de construirse con educación popular, creando conciencia crítica. Hacen
falta minorías que sean capaces de contagiar a pequeños grupos la idea
de que existen alternativas posibles con otros parámetros e ir logrando
agregados sociales que las hagan realidad. Esa puede ser una tarea
larga, pero ahora existen condiciones objetivas para lograrlo. Hace
falta un cambio de mentalidad: el planteamiento sería que la mayoría de
la gente entienda que o se crea esa banca pública o sus ahorros
peligran, que el dinero es un medio y no un fin y que el mundo
financiero existente es pura especulación a favor de unas élites y no
ayuda a crear riqueza y servicios para las personas y la comunidad.