diumenge, 14 de febrer del 2016

Diamantino García Acosta - Testimonios de un buen hombre

 
 Reportaje de Canal sur emitido en 1995 tras la muerte del párroco del Martín de la Jara, Diamantino García Acosta. El cura de los pobres, fue un cura obrero y sindicalista español, miembro fundador del Sindicato de Obreros del Campo.

CONVERTIRSE ES VIVIR UNA VIDA DE CALIDAD. Diamantino García.

CUARESMA DE LA ALEGRIA

La Pascua es el triunfo de la vida sobre la muerte. La Cuaresma no es solo preparación sino que es anticipo de la celebración de la vida. El primer anuncio de la Cuaresma es de ALEGRÍA. Cuaresma no tiene que ser sinónimo de mortificaciones y complejo de culpa.
Vivir en la negatividad es hasta blasfemia.
En lugar de mortificaciones,  VIVIFICACIONES.
En lugar de privarme de comer algo, INVITAR a alguien a comer.
En lugar de ahorrar para no gastar, poner a disposición de otro que lo necesite para así COMPARTIR.
En lugar de penitencias, CONVERSION.
En vez de imponerme la penitencia de no criticar a nadie,  proponerme el descubrir las cosas positivas de los demás.
En vez de proponerme el sacrificio de aguantar en silencio cuando hacen crítica de alguna actitud mía, hacer el propósito de escuchar las razones del otr@ poniéndome en su caso.
En vez de imponerme el sacrificio de no perder el tiempo viendo un programa de televisión, sacar tiempo para compartir en la casa de algún vecin@ un rato agradable.
En lugar de complejo de culpa, sentimiento de poseer la gracia de DIOS, que es la CREATIVIDAD.. Cambiar la actitud negativa de que tengo tantos defectos, tantas limitaciones y de que valgo tan poco..., por la actitud positiva de que soy una persona de suerte porque DIOS se ha empeñado en mí, porque conozco la esperanza evangélica, porque cuento con amigos-as realmente excelentes, porque cuento con un grupo, familia, que difícilmente se encuentra, etc… En cierto modo soy una privilegiad@ y por ello tengo que dar gracias a DIOS, a los otros. Estar content@, optimista. Sintiendo mucho más la gracia que la culpa.
En esta Cuaresma tenemos que hacer la traducción en positivo de la mortificación, del ayuno, del sufrimiento. Porque, el DIOS de la Vida que sacó a su  Hijo de la muerte, nos llama a todos a VIVIR. Cada victoria sobre nuestro egoísmo es ya una parte de Pascua.
En lugar de obsesionarme por la manía de mortificar mi hablar, mi pensar, mi actuar,... procurar trabajar por ser más libre, más espontánea. La libertad es más positiva que la mortificación. 
En lugar de .proponer ayunos, limosnas..., incitar a la solidaridad. Ya lo dice el Señor: …”el ayuno que yo quiero, que a mí me gusta, es visitar al huérfano y a la viuda y abrir tu carne al necesitado”. La solidaridad es la forma concreta hoy día de practicar la caridad. No busquemos sufrimientos artificiales para ser virtuosos, sino que compartamos solidariamente el sufrir de !os demás, para así ir superando todo sufrimiento.

CUARESMA DE VIDA

Si la Pascua es el triunfa de la Vida sobre la muerte, la Cuaresma es un anticipo de ese triunfo.Y la mejor manera de mostrar ese anticipo del triunfo de la Vida plena, es ya, ir llevando aquí una vida de calidad. La Conversión no es otra cosa que esforzarme por vivir una vida de calidad en un mundo de vidas tan superficiales, rutinarias, consumistas. Vivir una vida de calidad en esta saciedad, no es cosa fácil: es conflictivo. Incluso tenemos que pagar el precio de ser bichos raros, marginados. Nosotr@s, como creyentes,  podemos asumir la cruz de la conflictividad, de la marginación, siguiendo sin temor el camino que ya recorrió Jesús. En el sentido de vivir la cruz de la cuaresma, pero no una cruz que mata sino que vivifica.
En este sentido hemos de tener las cosas muy claras: No dejaremos de ser fieles por temor a “quemarnos”. En la conflictividad que asumimos, hemos de ser sencill@s pero no ingenu@s; prudentes pero no escurridiz@s. Hemos de discernir, como Jesús, los signos de los tiempos y del lugar, para actuar consecuentemente. Y en los momentos precisos, no guardaremos la vida, sino que podemos dar la cara.

CONVERTIRNOS AL AMOR Y A LA SOLIDARIDAD, ESA TIENE QUE SER NUESTRA CUARESMA.
La vida y la felicidad y la realización de toda persona honesta están en el amar, en el compartir, en el vivir con y para los demás. Con esto, no solo imitamos a Dios que se solidarizó con nosotros y se hizo pobre, marginado, perseguido, ejecutado; sino que hacemos presente a Dios en nuestra vida porque ÉL ES AMOR.
Vivir en solidaridad es calidad de vida, porque el otro es para ti, no un rival sino complemento, estímulo, fuente en tu propia personalidad.
El que no ama está muerto. Y es el egoísmo el que va matando en ti el amor, que es la auténtica vida. Es lo que llamamos crucificar el egoísmo y el individualismo, en sentido positivo, cultivando la solidaridad.
EN LA CUARESMA PODEMOS RENACER COMO MUJERES Y HOMBRES NUEV@S.
Nuestra fe, nuestra religiosidad, ha de estar avalada por el testimonio de una vida austera y desprendida. Buscando siempre la coherencia y la transparencia entre lo que pensamos y lo que vivimos. Es muy conveniente en este sentido que nos ayudemos de los demás, que busquemos la
corrección fraterna para huir de las desviaciones individuales, personalistas, obsesivas... Hemos de conjugar generosamente la ACCIÓN Y LA CONTEMPLACIÓN; la oración y la lucha por la justicia; la militancia y la acogida; el coraje y la ternura.
Orar es abrirse al SER; dejarse invadir por la presencia del SER. De este modo orar es:
CONTEMPLAR El Ser bueno, bello, verdadero.
AGRADECER: Todo lo creado. AMAR: porque ahí radica la FELICIDAD. Orar es dejarse interpelar por la PALABRA DE DIOS, que se ha hecho vida en cristo Jesús,

Orar es entrar en la profundidad de todo, porque ahí, en lo profundo encontramos a Dios. Lo mismo da que cantemos los salmos, que contemplemos el árbol, que meditemos un libro o que estemos cocinando…Dios está ahí, cuando sabemos llegar al fondo de las cosas. La Cuaresma es un tiempo muy propicio para ser profundos en la vida. Podemos evitar la dispersión, la superficialidad, las prisas, el activismo de tan escasos resultados…Porque con frecuencia, siempre nos falta tiempo. Sólo tenemos prisa. El orar nos parece con frecuencia una complicación más y una solemne pérdida de tiempo. Es cuestión de PACIFICARSE. Podemos DISFRUTAR DEL TIEMPO, de los trabajos, de las cosas. Es cuestión de relativizar y buscar prioridades ACEPTANDO LIMITACIONES. Es cuestión de organizarse. La Cuaresma, así tomada, nos puede ayudar a comprender que solo una cosa es necesaria: DIOS.

Diamantino García Acosta. Cura obrero. Párroco de los Corrales (Sevilla) Fundador del SOC (Sindicato de Obrer@s del Campo) y la APDH (Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía).  .
Cuaresma de 1990.