Cansada del
emprendimiento
Lourdes Zambrana. Continuamente escucho y leo en los
medios de comunicación ejemplos de personas que con la crisis han optado por
crear sus propios negocios, personas emprendedoras que han decidido inventar su
propia salida a la crisis. Con todo mi respeto y mi admiración para estas
personas que hartas de buscar y buscar, deciden inventar, el emprendimiento
encierra una peligrosa trampa ideológica: la idea de que la salida de la crisis
es individual, no colectiva, y que saldrán adelante los más valientes y los más
válidos. Si no sales adelante es por que no vales. Los medios de comunicación
repiten y repiten ejemplos de emprendedores, en las administraciones públicas y
las entidades sociales se multiplican los cursos para emprendedores, y las
entidades bancarias abren líneas de micro créditos para estas iniciativas. Como
siempre, en el contexto neoliberal, una idea se repite y se repite hasta la
saciedad, hasta que nos cala y nos inunda y se nos hace propia cuando no es más
que un axioma -a veces incluso hasta una mentira- repetido hasta el hartazgo y
hasta que se convierte verdad.
La salida de la crisis será colectiva o no será. La
salida de la crisis será con propuestas alternativas o no será. El triunfo
de Podemos en las recientes elecciones europeas es un signo de que cada vez más
personas están convencidas de ello. El individualismo es un torpedo en la línea
de flotación de la solidaridad. Y el emprendimiento está impregnado de individualismo. No es esto
una acusación de individualismo a los emprendedores y emprendedoras que solo
quieren salir a flote en este naufragio, cosa totalmente comprensible y
alabable, es una reflexión sobre lo que esconde la idea, sobre el trasfondo
ideológico de esta propuesta, que actualmente se presenta como la única salida
viable.
O buscamos salida para todos y todas, o esto no habrá
valido la pena. Por encima del individualismo y la meritocracia, debemos
dejar claro que la crisis no tiene causas individuales, sino que es
consecuencia de una gran estafa, y que la salida ha de ser colectiva, no
individual. Una salida donde nos salvemos todos y todas, por que a todos y
todas nos está afectando esta crisis, nos está
haciendo perder derechos, poder adquisitivo, y la ilusión de que otro mundo era
posible. Y esto es compatible con que algunas personas sean emprendedoras e
inventen su salida a la crisis, pero en un contexto de lucha colectiva, de
reivindicación colectiva, sin dejarnos calar por los repetidos mensajes de
individualismo, defendiendo, hoy más que nunca, que otro mundo sí es posible,
pero solo si lo hacemos entre todos y todas, donde quepamos todos y todas.
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