A continuació us comparteixo una carta d'un periodista, en Raúl Solís. Em sento molt reflectit perquè també la meva mare, immigrant d'Albacete, va treballar un temps com a minyona a casa d'una família burguesa catalana.
Només dir-vos que em sento molt orgullós de ser fill d'obrers que van deixar les seves respectives terres per a guanyar-se les garrofes i així fundar una família amb tres fills que, també ara, es guanyen la vida amb dignitat entre tants treballs indicents i precaris.
Pepe
Carta abierta de un hijo
de una limpiasuelos
15 de marzo de 2016
En el intento de insulto de la derecha cañí a Ada Colau,
más que insulto a la alcaldesa de Barcelona, lo que se esconde es el arsenal de
desprecio y odio que tienen a las personas trabajadoras y a la gente
sencilla (Raúl Solís)
Soy hijo de una mujer que con
nueve años empezó a limpiar suelos en casa de unos señoritos de mi pueblo. Esa
mujer ahora tiene 72 años. Creció sin padre en una España enlutada y de
silencio en la que las mujeres que fregaban suelos no trabajaban, servían. “Yo
de chica servía”, ha dicho mi madre en más de una ocasión.
Servir significaba lo que
significaba. Trabajar mucho, quejarse poco, ganar menos todavía y aceptar que
tu nivel social y expectativas de futuro estaban a la altura del suelo al que
te arrodillabas para fregar a mano, por donde, una vez limpio, desfilarían los
zapatos finos y elegantes de quienes pensaban que nacer pobre era un castigo
divino porque ellos, su fortuna y bienestar, era lo que se merecían.
En su sociedad de perdedores y ganadores, el trozo de
bacalao diario con el que le pagaban a mi madre por servirles era lo más a lo
que podía aspirar una pobre desgraciada, hija de perdedores de la guerra civil
y analfabeta. Pero aquella pobre y analfabeta mujer, de la Extremadura de
posguerra, contra todo pronóstico no olvidaría jamás su memoria ni perdería la
dignidad. Yo, su hijo, tampoco lo olvidaré nunca.
Aquella dignidad de mi madre
consiguió que, harta de que le pagaran en “trocitos de bacalao” en lugar de dinero,
un día se ‘jartara’ y les tirara en señal de desprecio el bacalao a los
señoritos, que era el salario que le daban a mi madre a cambio de perder toda
su adolescencia tirada en el suelo de rodillas para que ellos pudieran lucir
estatus. Esa mujer, mi madre, antes había acarreado cubos de agua de la fuente
pública a casa de los señoritos, los abuelos y padres ideológicos de los que
hoy creen que Ada Colau “tendría que estar limpiando suelos”.
En el intento de insulto de
la derecha cañí a Ada Colau más que insulto a la alcaldesa de Barcelona, lo que
se esconde es el arsenal de desprecio y rabia que tienen y han tenido por las
personas trabajadoras, a las que el máximo nivel que les permitían ocupar era
el del suelo, de rodillas frente a su insaciable voracidad y odio por la gente
sencilla.
En la gala de los Goya
también insultaron a Pablo Iglesias y a Alberto Garzón porque “parecen dos
camareros”, como si ser camarero fuera el escalafón más bajo de su sociedad
clasista en la que nacer en una cuna pobre bastaría para que toda la vida
estuvieras de rodilla. No insultaron a Pablo Iglesias y a Alberto Garzón, sino
que mostraron todo el odio que les sangra por la gente que les pone los cafés
por la mañana.
Hoy, aquellos hijos y nietos
de las mujeres que le fregaron los suelos a los abuelos y padres de la derecha
española, andamos por la calle con la misma dignidad con la que mi madre les
lanzó el bacalao a los señoritos que se negaban a pagarle el jornal que
merecía. Somos los hijos e hijas y nietos y nietas de las mujeres que les han
fregado los suelos, pero somos algo más.
Además de títulos
universitarios y ser hijos e hijas de la universidad pública que ahora quieren
privatizar para que volvamos a estar a la altura del estropajo que usaba mi
madre para fregar el suelo, sabemos de dónde venimos. Somos el símbolo más
evidente de su derrota, los podemos mirar a los ojos y hasta ocupar los
sillones de alcaldes, ministros y diputados en los que ellos se sentaban por la
gracia de Dios. Y lo que es peor, tenemos memoria.
Raúl Solís
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada