diumenge, 30 d’abril del 2017
divendres, 28 d’abril del 2017
dissabte, 22 d’abril del 2017
Un futur robotitzat?
PROYECTO REISEARCH / EL IMPACTO DE INTERNET EN LA ECONOMÍA Y EL EMPLEO
La tecnología jubilará primero a los menos cualificados
Los empleos con interacción compleja, creatividad o destreza manual se beneficiarán de la innovación
Desde hace unos días, una flota de robots reparte comida por las calles de San Francisco (EE UU). El servicio funciona con una app
de comida a domicilio: se pide desde el móvil al restaurante preferido,
el robot recoge el pedido y lo lleva hasta casa. Este reparto
automatizado puede fastidiar a muchos estudiantes que obtenían unos
ingresos extra repartiendo comida. Pero es también un ejemplo de los
retos que plantea la nueva oleada de innovaciones tecnológicas. Aún no está claro quién ganará o perderá con tantos cambios. Es posible que, incluso, ganen todos.
Tres emprendedores estadounidenses fundaron Marble
hace dos años. En plena ola de los coches que se conducen solos, ellos
vieron una oportunidad en la logística de corta distancia. Apoyados en
la robótica, la inteligencia artificial, GPS y un sinfín de nuevas
tecnologías crearon un robot que, visto por fuera, parece un simple
carrito de helados. Pero es capaz de moverse por la ciudad por sí solo.
"Nuestro objetivo a largo plazo es reducir los costos y garantizar que
sea útil en todas las ciudades del mundo", dijo a AFP uno de los
fundadores de Marble, Matthew Delaney. Puede ser el fin de los
mensajeros y repartidores urbanos.
La mensajería, como eslabón final de la logística, el transporte y la
distribución ya aparecía en el seminal informe de 2013 elaborado por
dos profesores de la Universidad de Oxford, Carl Benedikt Frey y Michael
Osborne, sobre el futuro del trabajo y en el que listaban más de 700 ocupaciones y su grado de susceptibilidad a la informatización y la automatización,
haciendo prescindibles a los humanos que los realizan hasta ahora.
Transportistas, oficinistas, bibliotecarios, funcionarios..., pero
también agentes de seguros, comerciales, secretarias, relojeros,
banqueros...
Un informe de 2013 enumera una lista con 700 ocupaciones susceptibles de ser desempeñadas por máquinas.
"A medida que las máquinas van no solo aprendiendo a hacer más cosas,
sino que además las van haciendo cada vez mejor, mucho mejor que las
personas, y a un coste más bajo, pensar que va a haber más empleo del
tipo que hoy conocemos como empleo es simplemente absurdo"·, sostiene el
profesor de la IE Business School, Enrique Dans.
"Si restringimos empleo a lo que hoy conocemos como tal, olvídalo:
habrá mucho menos. Sin embargo, lo que tenemos que pensar es que vamos
hacia un mundo en el que muchas personas harán cosas que hoy no
consideraríamos empleo, pero lo serán", añade.
En diciembre pasado, la oficina de la Casa Blanca, presidida aún por Barack Obama, publicaba un informe sobre el impacto de la automatización y la inteligencia artificial en la economía de EE UU.
Junto a promesas de crecimiento económico y nuevos yacimientos de
empleo, también destacaba que los trabajos más amenazados por la nueva
oleada de tecnologías tienen algo en común: en general, son los peor
pagados y de menor cualificación.
Dans lo explica así: "Los perdedores serán los que trabajan para vivir,
aquellos que simplemente van a trabajar todos los días para llevar a
cabo tareas que no les satisfacen en absoluto, pero que necesitan hacer
para obtener un dinero que les resulta imprescindible. Esos trabajos, en
su inmensa mayoría, desaparecerán y serán sustituidos por máquinas
siempre que haya un interés económico por hacerlos más eficientes y
competitivos".
Sin embargo, más de la mitad del empleo del futuro aún está por
inventar, según diversos estudios. Y las máquinas no podrán hacer muchos
otros trabajos. El profesor Frey, de Oxford, explicaba a Iñaki
Gabilondo en el programa de televisión La Cuarta Revolución Industrial, de la serie Cuando yo no esté,
que habrá al menos tres esferas que seguirán siendo cosa de humanos.
"Serán la creatividad, el desarrollo de nuevas ideas y artefactos; las
interacciones sociales más complejas, donde las personas negocian,
persuaden o gestionan equipos; y la tercera tiene que ver con la
percepción y manipulación de objetos irregulares".
La oleada de innovaciones tecnológicas no solo está poniendo patas
arriba el trabajo, también está alterando negocios y sectores
empresariales que se habían adaptado bien a los primeros cambios
tecnológicos, los de finales del siglo pasado. El mayor impacto lo están
teniendo las plataformas de la llamada economía colaborativa
como Uber, eBay o TaskRabbit. Una de ellas es Airbnb, que permite a
particulares ofrecer habitaciones o casas por unos días. Airbnb tiene
hoy en día una oferta de más de dos millones de habitaciones en 34.000
ciudades de 190 países. Ni las 10 principales cadenas hoteleras del
mundo tienen una oferta igual.
"Si la mayoría no siente que se beneficia, se pondrá en contra"
Carl B. Frey, profesor de tecnología y empleo en la Universidad de Oxford
"Cuando tienes una habitación, un asiento en el coche o un taladro
que no usas, no lo estas poniendo en valor", comenta Javier Garilleti,
de la Fundación EY.
Para él, la economía colaborativa siempre ha existido, solo que "la
tecnología sofistica aquel anuncio que ponías en un tablón y otro lo
cogía". Sin embargo, hoy, allí donde llega una de estas plataformas,
parece que hay damnificados. Que si hoteleros, que si taxistas, que si
transportistas...
Garilleti coordina un grupo de trabajo impulsado por la fundación
para la innovación Cotec, Adigital, la asociación española de la
economía digital, el Círculo de Empresarios y la Fundación de Estudios
Financieros. Están ultimando un amplio informe sobre este tipo de
plataformas en España, su impacto en la economía y los sectores que
pueden verse más afectados por el fin de su intermediación. Aunque sus
resultados no se conocerán hasta dentro de unas semanas, creen que
permitirán un debate en profundidad, con datos, de lo que hay que
regular y hasta dónde para que estos nuevos fenómenos aprovechen a toda
la sociedad.
En caso contrario, en el caso de que el balance del impacto de la
tecnología sobre los humanos sea negativo, puede producirse una
reacción. "La creatividad tecnológica depende en buena medida de
aquellas estructuras políticas que nos permitan progresar. Y si la
mayoría no siente que no se benefician de estas estructuras, se pondrán
en contra de alguna u otra manera", comenta Frey. Para el profesor de
Oxford, esto explica en parte la subida del populismo en Europa y EE UU:
"Si nos fijamos en el resultado de las elecciones de EEUU vemos que el
candidato republicano [Donald Trump] recibió el apoyo de los lugares que
han sido más susceptilbes de automatización de los últimos años. Creo
que ese hecho explica gran parte del miedo que la gente tiene sobre el
futuro de esa regiones y su deseo de cambio".
diumenge, 16 d’abril del 2017
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