Para un futuro de trabajo decente, se necesita priorizar a las personas
Con motivo del centenario de la OIT, que se celebra este año, se acaba de hacer público el informe de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo,
resultado de un examen realizado durante 15 meses por destacados
expertos del mundo empresarial, laboral y académico, grupos de reflexión
y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. El informe
proporciona un análisis en profundidad del futuro del trabajo, orientado
a constituir la base para alcanzar la justicia social en el siglo XXI.
En este quehacer, el trabajo decente es esencial para las personas, para
la paz y para el planeta.
El informe marca el inicio de un nuevo camino, una hoja de
ruta, para el mundo del trabajo. Subraya la necesidad de establecer una
garantía universal de empleo, la protección social desde el nacimiento
hasta la vejez y el derecho al aprendizaje permanente. Esta comisión
insta a los gobiernos a comprometerse a adoptar una serie de medidas a
fin de hacer frente a los desafíos generados por los profundos cambios
sin precedentes que tienen lugar en el mundo del trabajo. El informe
debe animar y favorecer el compromiso de toda la comunidad mundial,
incluidos los ámbitos nacionales y regionales, para asegurar que la
economía mundial y las sociedades sean más equitativas, justas e
inclusivas.
“Las cuestiones destacadas en este informe son relevantes para las
personas en todas partes y para el planeta”, señala director general de
la OIT, Guy Ryder. “Pueden ser desafiantes, pero si las ignoramos lo
hacemos por nuestra cuenta y riesgo. El mandato de la OIT, que reúne a
gobiernos, empleadores y trabajadores de todos las regiones del mundo,
significa que la Organización está bien situada para servir de brújula y
de guía para contribuir a abrir nuevas perspectivas en el trabajo para
las futuras generaciones.”
Recomendaciones
La Comisión propone un programa centrado en las personas, basado en
la inversión en las capacidades de los individuos, las instituciones
laborales y en el trabajo decente y sostenible. Un nuevo “contrato
social” que parten de estas recomendaciones:
■ Una garantía universal de empleo
que proteja los derechos fundamentales de los trabajadores, garantice
un salario que permita un nivel de vida digno, horas de trabajo
limitadas y lugares de trabajo seguros y saludables.
■ Una protección social garantizada desde el nacimiento hasta la vejez que atienda las necesidades de las personas a lo largo de su ciclo de vida.
■ Un derecho universal al aprendizaje permanente que permita que las personas se formen, adquieran nuevas competencias y mejoren sus cualificaciones.
■ Una gestión del cambio tecnológico
que favorezca el trabajo decente, incluso a través de un sistema de
gobernanza internacional de las plataformas digitales de trabajo.
■ Mayores inversiones en las economías rurales, verdes y del cuidado.
■ Una agenda transformadora y mensurable a favor de la igualdad de género.
■ La reestructuración de los incentivos a las empresas a fin de estimular las inversiones a largo plazo.
Llamamiento mundial a una respuesta colectiva
El informe describe los desafíos planteados por las nuevas
tecnologías, el cambio climático y el cambio demográfico. Realiza un
llamamiento mundial en favor de una respuesta colectiva ante los
trastornos que estos ocasionan en el mundo del trabajo. La inteligencia
artificial, la automatización y la robótica darán lugar a una pérdida de
empleos, en la medida que las competencias se volverán obsoletas. Sin
embargo, estos mismos avances tecnológicos, junto a la ecologización de
las economías, también crearán millones de empleos, si se aprovechan las
nuevas oportunidades.
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