dissabte, 26 de juny del 2021

Els Exercicis de l'ACO a punt...

 


EXERCICIS, AQUEST ESTIU AMB PEPE RODADO

En aquest temps llarg que hem viscut des de l’inici de la pandèmia, han passat tantes coses inesperades, molta gent ha patit i ha experimentat la soledat, fins i tot la buidor. Potser ho podem dir en primera persona...

Aquests dies intentarem descobrir-nos acompanyats per Jesucrist i veure com Ell acompanya també homes i dones en diverses situacions de malaltia, marginació i soledat. Com el seu acompanyament és una experiència de resurrecció, de vida, que els transforma. I, a partir d’aquí, deixar que el mateix Esperit de Vida de Jesús ens vagi treballant des del més profund de nosaltres per poder seguir sent testimonis més transparents del Regnat de Déu a les nostres vides i desitjar que el seu Projecte de Vida arribi a tothom.

Els exercicis d’aquest any els acompanyarà Pepe Rodado León, director del Secretariat Interdiocesà de Pastoral Obrera de Catalunya i consiliari de l’ACO a la zona de Nou Barris (Barcelona). Començaran dilluns 16 d’agost a les 16 hores i finalitzaran divendres 20 d’agost després de dinar.

L'últim dia d’inscripció és el 26 de juliol 2021. Podeu fer-ho per telèfon: 93 505 86 86 de 9 a 18 h els dies feiners. Per correu electrònic: coordinacio@acocat.org.

Teniu tota la info al programa.

dilluns, 14 de juny del 2021

L'espiritualitat que dóna vida

 


Sin espiritualidad no salvaremos la vida en la Tierra 

Leonardo Boff 



En su encíclica de ecología integral Laudato Si, el Papa Francisco presenta a San Francisco “como el ejemplo por excelencia de todo lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos” (nº 10). Y dice todavía más: “Corazón universal, para él cualquier criatura era una hermana, unida a él con lazos de cariño. Por eso se sentía llamado a cuidar todo lo que existe… hasta de las hierbas silvestres que debían tener su lugar en el huerto” de cada convento de los frailes (nº 11,12).

Para San Ignacio de Loyola, gran devoto de San Francisco, ser pobre significaba más que un ejercicio ascético: un despojamiento de todo para estar más próximo a los otros y construir con ellos fraternidad. Ser pobre para ser más hermano y hermana.

Para los primeros compañeros de San Ignacio la vida en pobreza, individual y comunitaria, siempre acompañó el cuidado de los pobres, parte esencial del carisma jesuítico. Y San Francisco vivía estas tres pasiones: a Cristo crucificado, a los pobres más pobres y a la naturaleza. Llamaba a todas las criaturas, hasta al feroz lobo de Gubbio, con el dulce nombre de hermanos y hermanas.

Ambos vislumbraban a Dios en todas las cosas. Como lo expresó bellamente San Ignacio: “Encontrar a Dios en todas las cosas y ver que todas las cosas vienen de lo alto”. Y decía más, muy en la línea del espíritu de San Francisco: “No es el mucho saber lo que sacia el alma, sino el sentir y saborear internamente las cosas”. Sólo puede saborear internamente todas las cosas si las ama verdaderamente y se siente unido a ellas. En San Francisco abundan afirmaciones semejantes.

Tales modos de vida y de relacionarse son fundamentales si queremos reinventar una forma amigable, reverente y cuidadosa de la Tierra y la naturaleza. De ahí nacerá una civilización biocentrada. Como afirma la Fratelli tutti, fundada en una “política de la ternura y de la gentileza”, “en el amor universal y en la fraternidad sin fronteras”, en la interdependencia entre todos, en la solidaridad, la cooperación y el cuidado de todo lo que existe y vive, especialmente de los más desprotegidos.

La Covid-19 es una señal que la Madre Tierra nos envía para que asumamos la misión que nuestro Creador y el universo nos han confiado de “proteger y cuidar el Jardín del Éden”, es decir, de la Madre Tierra (Gn 2,15). Si juntos, estas dos Órdenes de los franciscanos y los jesuitas, asociados a otros, se proponen realizar este sagrado propósito, darán una señal de que no se ha perdido todo del Paraíso terrenal, que empieza a crecer dentro de nosotros y se expande hacia fuera, haciendo, de verdad, de la Madre Tierra, la verdadera y única Casa Común en la cual podremos vivir juntos en fraternidad, benevolencia, justicia y paz y alegre celebración de la vida. ¿Son sueños? Sí, son los Grandes Sueños, necesarios, que anticipan la realidad futura.