dissabte, 8 de juny del 2024

Perquè Europa és una preocupació per nosaltres treballadors i treballadores

El MTCE ens anima a votar el diumenge 9 de juny de 2024



¿Qué Europa queremos para mañana?


Durante los últimos quince años aproximadamente, Europa ha atravesado una sucesión de crisis: la crisis financiera, la pandemia, la guerra de Ucrania, etcétera. Los impactos son múltiples: políticas de austeridad, especulación con los precios de los alimentos y de la energía, inflación sin precedentes... todo ello lo han sentido de forma más aguda los trabajadores y las clases populares. Toda una parte de la población europea ha caído ya por debajo del umbral de la pobreza.


Las políticas neoliberales, cada vez más autoritarias, siguiendo estrategias derivadas de las ideas de la extrema derecha, sobre todo en el ámbito de la seguridad, están socavando nuestras democracias. Un gran número de nuestros conciudadanos manifiestan cólera, hastío e incluso desencanto al no sentirse ya tenidos en cuenta por las políticas aplicadas por los gobernantes.

En todos los países europeos, esto se refleja en altos niveles de abstención en las elecciones y, al mismo tiempo, en un voto airado a favor de los partidos populistas y de extrema derecha. La retórica de estos últimos es atractiva y sus ideas ganan terreno en la sociedad y también en el mundo laboral. Sin embargo, nunca trabajan en interés de sus conciudadanos y trabajadores. Siempre se oponen a los grandes proyectos de progreso social, ya sea a nivel nacional (en cada país) o en el Parlamento Europeo durante las votaciones. Y la experiencia de los partidos populistas en el poder, como en Hungría y Polonia, demuestra que contribuyen a erosionar los principios del Estado de Derecho.


¿Qué Europa queremos para mañana?
¿Una Europa que separa a los pueblos enfrentándolos entre sí, en detrimento de la paz?
¿Una Europa que permita a los países replegarse sobre sí mismos en detrimento de la solidaridad?
¿Una Europa sin directrices, en la que cada Estado pueda desarrollar su propia política de sálvese quien pueda?

Para el Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) y los movimientos nacionales que lo componen, sería un error confundir la Unión Europea con las políticas neoliberales que se llevan a cabo en su seno y rechazar cualquier idea de Unión Europea. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la construcción europea ha sido, y debe seguir siendo, una fuente de esperanza y un gran paso adelante para la paz y la democracia en todo nuestro continente. Nuestra visión de Europa es la de compartir las culturas, la de hacer la riqueza de nuestra diversidad, la de educar a los pueblos a vivir juntos, la de hacer de nuestra solidaridad una fuerza para construir leyes de justicia social y medioambiental para todos.

Hacemos nuestras las palabras del Papa Francisco, pronunciadas en el Parlamento Europeo en Estrasburgo el 25 de noviembre de 2014: "Ha llegado el momento de construir juntos la Europa que gira, no en torno a la economía, sino en torno a la sacralidad de la persona humana, de los valores inalienables; la Europa que abraza su pasado con valentía y mira a su futuro con confianza para vivir plenamente y con esperanza su presente. Ha llegado el momento de abandonar la idea de una Europa temerosa y encerrada en sí misma, y de crear y promover una Europa protagonista, portadora de ciencia, arte, música, valores humanos y fe. Una Europa que mira al cielo y persigue ideales; una Europa que mira hacia abajo, defiende y protege a la humanidad; una Europa que camina por la tierra, sana y salva, punto de referencia precioso para toda la humanidad".

¡A las urnas!
Para el MTCE y sus miembros, es importante dar vida a la democracia en Europa en las próximas elecciones europeas del 6 al 9 de junio de 2024. Para lograrlo, sólo hay una consigna: "¡Vamos todos a las urnas! Lo que está en juego para nuestro futuro europeo es enorme. Todos estamos llamados a movilizarnos contra la abstención y el auge de los partidos populistas y nacionalistas.


Mensaje escrito por la ACO de Francia para el MTCE

Ens juguem molt en les Eleccions Europees

 

¿Europa social o Europa del miedo? ¿Rearmarnos o apostar por la paz?

Mucho nos jugamos en unas elecciones a las que estamos convocados el 9 de junio nada menos que 38 millones de ciudadanos europeos. Nuestra decisión marcará en los próximos años el rumbo de la Unión Europea, una de las zonas más prósperas del mundo, que, tras un pasado de guerras, construyó un proyecto de vida en común en paz. Una región en la que la cooperación ha logrado -con todos los matices y críticas que se precisen- conciliar la libertad económica con el estado social de derecho.

Pero esa Europa, sometida a permanentes e inevitables tensiones, tiene hoy que decidir en varios frentes:

  • Entre una gestión más social o más neoliberal de su economía. Es decir, entre la vuelta a las reglas fiscales, relajadas durante la pandemia, o mantener la política flexible que tan buen resultado dio tras la crisis. De momento, se ha reactivado el Pacto de estabilidad, suspendido casi cuatro años por el Covid. Está por ver cómo se aplicará: apretándonos el cinturón sin más, o manteniendo un gasto social importante y apostando por la reconversión ecológica.
  • La reconversión ecológica, clara sobre el papel, no será realidad si no se le dedican los medios económicos necesarios y, sobre todo, un cambio de rumbo en las políticas energéticas y en nuestro de modo de vida, además del cumplimiento de los acuerdos asumidos -y escasamente ejecutados- de las Cumbres del Clima. El cambio climático no es una entelequia, es una emergencia y ya vivimos sus efectos: inundaciones, sequías… que afectan, especialmente, a los más pobres. En Europa, el auge de los movimientos ecologistas convive con el negacionismo climático, también al alza; la extrema derecha sube y muchos quieren pactar con ella.
  • La gestión de los procesos migratorios. Se puede hacer desde el derecho y la justicia o desde las políticas de cierre de fronteras y exclusión. De momento, se ha optado por lo segundo con el último Pacto. Los inmigrantes que llegan necesitan ser acogidos para rehacer sus vidas, y Europa los necesita por razones económicas y demográficas. Como acaba de recordar el Papa Francisco en su mensaje del Día del migrante, son personas concretas sufrientes, y “un hermano no es un problema global”.
  • La guerra de Ucrania, el genocidio de Gaza y tantos otros silenciados en África y Asia, pero en los que el mundo occidental, UE incluida, casi siempre tiene algún papel- va a mostrar también el verdadero rostro de Europa. ¿Podemos defender la paz preparándonos para la guerra? Parece que es lo que estamos haciendo. En la guerra no gana nadie y pierden los de siempre, los más débiles. Presionar para el acuerdo y construir una cultura de la paz -lo que hemos defendido siempre desde estas páginas- parece cada vez más difícil. El aumento del gasto militar incidirá sobre el presupuesto en sentido contrario a los gastos sociales.

Nos jugamos, en definitiva, una Europa que no sea solo mercado, sino espacio de convivencia en paz y de defensa de los valores que la vieron nacer. Las políticas del miedo, alimentadas desde la extrema derecha, impulsan claramente en sentido contrario.

En su reflexión preelectoral, Justicia y Paz nos recuerda a los cristianos que somos guardianes de nuestros hermanos: los migrantes, los desahuciados, las víctimas de todo tipo, las mujeres maltratadas, la infancia pobre y la juventud que vive precariamente. La Acción Católica especializada nos recuerda que la defensa del bien común y no los particularismos es el principio fundamental de la Doctrina Social de la Iglesia. Y que a la amenaza de las fuerzas antidemocráticas, del belicismo y del nacionalismo, hay que oponer el europeísmo, la defensa de la Casa Común y una Europa social justa.