dissabte, 13 de juliol del 2024

Mai hem de perdre l'esperança

 


Una Luz de Esperanza para los menores migrantes


Las parroquias, movimientos, organizaciones eclesiales, delegaciones y secretariados diocesanos de Córdoba abajo firmantes nos sentimos identificados con la declaración del 1 de julio de los tres obispos de Canarias, José Mazuelos, Bernardo Álvarez y Cristóbal Deniz, en la que exponen lo siguiente: “En fidelidad con el Evangelio:

-Rechazamos la instrumentalización ideológica y los discursos alarmistas que puedan tener lugar en torno a menores migrantes o al complejo fenómeno de las migraciones.

-Recordamos que el repunte migratorio responde a un contexto internacional de falta de seguridad y futuro en dignidad en muchos países condicionados por los desequilibrios del comercio internacional; guerras inducidas en países para controlar riquezas mineras; gobernantes que no procuran el bienestar de sus pueblos, con la complacencia de gobiernos y empresas multinacionales; el lucro en torno al comercio de armas y el negocio del tráfico de personas.

-Sin condiciones de vida, trabajo, dignidad para las poblaciones de los países emisores no será fácil reducir los flujos migratorios. Muchos de estos hermanos nuestros no iniciarían un viaje tan incierto y peligroso si en sus pueblos y países se vivieran situaciones más justas y si España y Europa promovieran más eficazmente vías para una migración legal, ordenada y segura.

-    No podemos olvidar que las aportaciones que hacen las personas migrantes a nuestra sociedad son notables. Hacemos una llamada a todos para crear la cultura del encuentro, superar la fobia al extranjero, luchar contra las mafias y favorecer el desarrollo de los países de origen.

-Somos conscientes del esfuerzo extraordinario de gobernantes y de la sociedad canaria, pero a su vez, observamos que los centros de acogida vuelven a estar saturados y la insuficiencia de infraestructuras dificulta una acogida digna y acorde con los derechos humanos de las y los menores no acompañados.

-   Mostramos nuestra alegría ante la noticia de que nuestros gobernantes y la mayoría de nuestros políticos han abierto un camino de esperanza para ayudar al pueblo de Canarias a dar solución a esta realidad.

-        Alentamos al diálogo y las iniciativas promovidas entre diferentes administraciones públicas para materializar la solidaridad interterritorial e invitamos a todos los gobiernos autonómicos a seguir abriendo caminos que favorezcan modelos de acogida integral destinados a promover la capacitación laboral y la integración de estos jóvenes.

Nos encomendamos a la Virgen María, para confiarle las esperanzas de todos los menores migrantes y refugiados, y pedir su intercesión por quienes murieron en el océano, para que gocen ya del amor eterno de Dios. Que quienes huyen de sus países encuentren en nosotros un testimonio de esperanza y solidaridad”.

También nos identificamos con las declaraciones del portavoz de la Conferencia Episcopal (CEE), Fco. Cesar García Magán, del 4 de julio de las que destacamos la situación de los menores migrantes y las causas de la migración, que vinculan irresponsablemente inmigración y delincuencia.


“Es una pena que se dé una utilización política a un tema que tendría que ser objeto de un pacto de Estado y de Europa, y un compromiso para no dejar solos a la Iglesia y los gobernantes de Canarias”. “Los obispos españoles también rechazamos la instrumentalización ideológica y política del caso, y los discursos alarmistas”.

“Acoger a los inmigrantes se inscribe en la defensa integral y total de la vida humana y la dignidad de las personas. Hacer una defensa integral de la vida no es quedarnos solo en esa vida no nacida, sino que es un „Sí‟ a la vida, que incluye también el apoyo a los emigrantes, el apoyo a los pobres y necesitados, a las mujeres maltratadas, las nuevas esclavitudes, y las drogodependencias.

“Hay que hacer una clarísima diferenciación, porque si no se hace sería demagogia ideológica, entre delincuencia e inmigración. Son dos cosas absolutamente distintas. No podemos hacer una sospecha de delincuencia a todos los emigrantes, porque si hubieran hecho eso cuando los españoles, en los 50 y 60, iban a ganarse el pan y el futuro de sus familias en Suiza, Alemania y Francia, ¿qué pensaríamos?”.

“Por supuesto, y sin fisuras, vamos a defender siempre el derecho de las personas de buscarse un futuro mejor, cuando hay un contexto de falta de seguridad, desarrollo y porvenir. Y también hay que hacer políticas de inserción y ayuda en los países de origen. España ha sido un país de emigración, antes de ser de acogida”.

Córdoba, a 10 de julio de 2024


Relación de adhesiones:

Delegación y Mesa Diocesana de Migraciones de Córdoba 

Parroquia Ntra. Sra. de Linares de la Fuensanta

Parroquia Ntra. Sra. del Carmen de Villarrubia Parroquia Virgen de Fátima

Parroquia San Pelagio Martir del Parque Cruz Conde 

Parroquia Ntra. Sra. de los Remedios de Cabra 

Parroquia Santo Domingo de Guzmán de Cabra 

Parroquia de San Francisco de Palma del Rio 

Antonio Caballero, párroco de las Santas Margaritas 

Luis Briones, párroco emérito de San Ignacio

Francisco Baena, párroco de San Acisclo de Valdeolleros 

Grupos de Caritas y matrimonios de San Acisclo de Valdeolleros 

Acción Católica Obrera (ACO) de Córdoba

Juventud Obrera Cristiana (JOC) de Córdoba

Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Córdoba 

Hermandades del Trabajo de Córdoba

La Revuelta de Mujeres en la Iglesia de Córdoba

Secretariado Diocesano de Pastoral del Trabajo de Córdoba

Equipos Parroquiales de Pastoral Obrera (EPPOs) de Ntra Sra. de Linares, San Vicente Ferrer, Santas Margaritas, Ntra. Sra. de la Fuensanta, Interparroquial Ntra. Sra. de los Remedios y Santo Domingo (Cabra), San José Obrero (Pte. Genil), San Francisco (Palma del Río), Ntra, Sra, de Guadalupe (Baena), San Acisclo (Valdeolleros), San Fco. Y San Rodrigo Martir (Cabra).

dijous, 11 de juliol del 2024

Un document de la Pastoral Obrera que no ha passat de moda

 

Diez razones para celebrar “La Pastoral Obrera de toda la Iglesia”

  • Categoría de la entrada:Pastoral del Trabajo
  • Tiempo de lectura:4 minutos de lectura

Reconozco que los documentos colectivos -eclesiales o no- no suelen suscitarme mucho entusiasmo. Mientras se redactan, solemos poner los cinco sentidos en ellos, discutimos apasionadamente cada punto y cada coma… y una vez aprobados tendemos a pensar que el trabajo ya está hecho. Como si con el hecho de redactar un documento chulo su aplicación fuera automática.

Un poco es lo que ocurrió hace 30 años con el documento La Pastoral Obrera de Toda la Iglesia (POTI), aprobado prácticamente por unanimidad por parte de la Conferencia Episcopal Española. Es un documento que, a pesar de los cambios sociales y eclesiales acaecidos en los últimos 30 años, que justificarían una actualización en algunos aspectos, en su filosofía de fondo todavía aguanta. En realidad, no solo aguanta sino que en lo más fundamental está perfectamente en sintonía con muchas de las propuestas y formulaciones más recientes del papa Francisco.

Se me ocurren diez razones para celebrar este 30 aniversario y también para trabajar para que sea una realidad en nuestras diócesis.

  1. Por la manera, muy participada, como se hizo, que tuvo muy en cuenta el trabajo que muchos cristianes, desde la base, ya estaban haciendo. Fueron dos años de trabajos previos y de esfuerzo de consenso, partiendo de la experiencia.
  2. Por su carácter inclusivo, que abarca a toda la Iglesia en comunión. No se trata de dirigirse a una minoría más o menos especializada, sino al conjunto de todos los cristianos.
  3. Porque es una reflexión propositiva, hasta llegar a la acción y por eso compromete.
  4. Porque pone el trabajo, una realidad fundamental en la vida de las personas, en el centro de la reflexión y de la acción.
  5. Porque ilumina el corazón de la desigualdad y de la injusticia y va a las causas de los problemas.
  6. Porque establece formas concretas de colaboración y diálogo con entidades sociales, cívicas y políticas que velan por el bien común.
  7. Por su flexibilidad, que tiene presente la diversidad, la complejidad y la transformación de la vida y el trabajo obreros.
  8. Porque confía en laicos y laicas y les dota de instrumentos de formación social y eclesial.
  9. Porque el espíritu sinodal que hoy celebramos ya está presente en el documento, desde hace 30 años, y hemos hecho una buena experiencia de él.
  10. Porque es Iglesia en salida para transmitir el Evangelio a hombres y mujeres trabajadoras.

La historia continúa.

Mercè Solé

Directora del Secretariado Interdiocesano de Pastoral Obrera de Cataluña

Miembro del Consejo asesor de Pastoral del Trabajo

dissabte, 8 de juny del 2024

Perquè Europa és una preocupació per nosaltres treballadors i treballadores

El MTCE ens anima a votar el diumenge 9 de juny de 2024



¿Qué Europa queremos para mañana?


Durante los últimos quince años aproximadamente, Europa ha atravesado una sucesión de crisis: la crisis financiera, la pandemia, la guerra de Ucrania, etcétera. Los impactos son múltiples: políticas de austeridad, especulación con los precios de los alimentos y de la energía, inflación sin precedentes... todo ello lo han sentido de forma más aguda los trabajadores y las clases populares. Toda una parte de la población europea ha caído ya por debajo del umbral de la pobreza.


Las políticas neoliberales, cada vez más autoritarias, siguiendo estrategias derivadas de las ideas de la extrema derecha, sobre todo en el ámbito de la seguridad, están socavando nuestras democracias. Un gran número de nuestros conciudadanos manifiestan cólera, hastío e incluso desencanto al no sentirse ya tenidos en cuenta por las políticas aplicadas por los gobernantes.

En todos los países europeos, esto se refleja en altos niveles de abstención en las elecciones y, al mismo tiempo, en un voto airado a favor de los partidos populistas y de extrema derecha. La retórica de estos últimos es atractiva y sus ideas ganan terreno en la sociedad y también en el mundo laboral. Sin embargo, nunca trabajan en interés de sus conciudadanos y trabajadores. Siempre se oponen a los grandes proyectos de progreso social, ya sea a nivel nacional (en cada país) o en el Parlamento Europeo durante las votaciones. Y la experiencia de los partidos populistas en el poder, como en Hungría y Polonia, demuestra que contribuyen a erosionar los principios del Estado de Derecho.


¿Qué Europa queremos para mañana?
¿Una Europa que separa a los pueblos enfrentándolos entre sí, en detrimento de la paz?
¿Una Europa que permita a los países replegarse sobre sí mismos en detrimento de la solidaridad?
¿Una Europa sin directrices, en la que cada Estado pueda desarrollar su propia política de sálvese quien pueda?

Para el Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) y los movimientos nacionales que lo componen, sería un error confundir la Unión Europea con las políticas neoliberales que se llevan a cabo en su seno y rechazar cualquier idea de Unión Europea. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la construcción europea ha sido, y debe seguir siendo, una fuente de esperanza y un gran paso adelante para la paz y la democracia en todo nuestro continente. Nuestra visión de Europa es la de compartir las culturas, la de hacer la riqueza de nuestra diversidad, la de educar a los pueblos a vivir juntos, la de hacer de nuestra solidaridad una fuerza para construir leyes de justicia social y medioambiental para todos.

Hacemos nuestras las palabras del Papa Francisco, pronunciadas en el Parlamento Europeo en Estrasburgo el 25 de noviembre de 2014: "Ha llegado el momento de construir juntos la Europa que gira, no en torno a la economía, sino en torno a la sacralidad de la persona humana, de los valores inalienables; la Europa que abraza su pasado con valentía y mira a su futuro con confianza para vivir plenamente y con esperanza su presente. Ha llegado el momento de abandonar la idea de una Europa temerosa y encerrada en sí misma, y de crear y promover una Europa protagonista, portadora de ciencia, arte, música, valores humanos y fe. Una Europa que mira al cielo y persigue ideales; una Europa que mira hacia abajo, defiende y protege a la humanidad; una Europa que camina por la tierra, sana y salva, punto de referencia precioso para toda la humanidad".

¡A las urnas!
Para el MTCE y sus miembros, es importante dar vida a la democracia en Europa en las próximas elecciones europeas del 6 al 9 de junio de 2024. Para lograrlo, sólo hay una consigna: "¡Vamos todos a las urnas! Lo que está en juego para nuestro futuro europeo es enorme. Todos estamos llamados a movilizarnos contra la abstención y el auge de los partidos populistas y nacionalistas.


Mensaje escrito por la ACO de Francia para el MTCE

Ens juguem molt en les Eleccions Europees

 

¿Europa social o Europa del miedo? ¿Rearmarnos o apostar por la paz?

Mucho nos jugamos en unas elecciones a las que estamos convocados el 9 de junio nada menos que 38 millones de ciudadanos europeos. Nuestra decisión marcará en los próximos años el rumbo de la Unión Europea, una de las zonas más prósperas del mundo, que, tras un pasado de guerras, construyó un proyecto de vida en común en paz. Una región en la que la cooperación ha logrado -con todos los matices y críticas que se precisen- conciliar la libertad económica con el estado social de derecho.

Pero esa Europa, sometida a permanentes e inevitables tensiones, tiene hoy que decidir en varios frentes:

  • Entre una gestión más social o más neoliberal de su economía. Es decir, entre la vuelta a las reglas fiscales, relajadas durante la pandemia, o mantener la política flexible que tan buen resultado dio tras la crisis. De momento, se ha reactivado el Pacto de estabilidad, suspendido casi cuatro años por el Covid. Está por ver cómo se aplicará: apretándonos el cinturón sin más, o manteniendo un gasto social importante y apostando por la reconversión ecológica.
  • La reconversión ecológica, clara sobre el papel, no será realidad si no se le dedican los medios económicos necesarios y, sobre todo, un cambio de rumbo en las políticas energéticas y en nuestro de modo de vida, además del cumplimiento de los acuerdos asumidos -y escasamente ejecutados- de las Cumbres del Clima. El cambio climático no es una entelequia, es una emergencia y ya vivimos sus efectos: inundaciones, sequías… que afectan, especialmente, a los más pobres. En Europa, el auge de los movimientos ecologistas convive con el negacionismo climático, también al alza; la extrema derecha sube y muchos quieren pactar con ella.
  • La gestión de los procesos migratorios. Se puede hacer desde el derecho y la justicia o desde las políticas de cierre de fronteras y exclusión. De momento, se ha optado por lo segundo con el último Pacto. Los inmigrantes que llegan necesitan ser acogidos para rehacer sus vidas, y Europa los necesita por razones económicas y demográficas. Como acaba de recordar el Papa Francisco en su mensaje del Día del migrante, son personas concretas sufrientes, y “un hermano no es un problema global”.
  • La guerra de Ucrania, el genocidio de Gaza y tantos otros silenciados en África y Asia, pero en los que el mundo occidental, UE incluida, casi siempre tiene algún papel- va a mostrar también el verdadero rostro de Europa. ¿Podemos defender la paz preparándonos para la guerra? Parece que es lo que estamos haciendo. En la guerra no gana nadie y pierden los de siempre, los más débiles. Presionar para el acuerdo y construir una cultura de la paz -lo que hemos defendido siempre desde estas páginas- parece cada vez más difícil. El aumento del gasto militar incidirá sobre el presupuesto en sentido contrario a los gastos sociales.

Nos jugamos, en definitiva, una Europa que no sea solo mercado, sino espacio de convivencia en paz y de defensa de los valores que la vieron nacer. Las políticas del miedo, alimentadas desde la extrema derecha, impulsan claramente en sentido contrario.

En su reflexión preelectoral, Justicia y Paz nos recuerda a los cristianos que somos guardianes de nuestros hermanos: los migrantes, los desahuciados, las víctimas de todo tipo, las mujeres maltratadas, la infancia pobre y la juventud que vive precariamente. La Acción Católica especializada nos recuerda que la defensa del bien común y no los particularismos es el principio fundamental de la Doctrina Social de la Iglesia. Y que a la amenaza de las fuerzas antidemocráticas, del belicismo y del nacionalismo, hay que oponer el europeísmo, la defensa de la Casa Común y una Europa social justa.